sábado, 21 de febrero de 2009

Residencia Capone: Ada Swarty

-¿Qué demonios ha sido eso?-dije, sin dejar de mirarle a los ojos, completamente asustada.

Esbozó una media sonrisa que me produjo un gran escalofrío. Me separé de él, dando los pasos hacia atrás, y me agarré a las cortinas de la ventana. Las entreabrí, con miedo, y eché un pequeño vistazo. El cielo crepuscular de aquellas horas estaba teñido por un rojo intenso, mientras unas grandes y amezantes nubes negras se iba desplazando, naciendo desde un punto concreto, en la lejanía de la ciudad.

Me tapé la boca alarmada. No había ningún indicio, ni niguna sospecha clara. Pero tenía la fuerte corazonada de que todo aquello era obra de Al.

-Eres un monstruo …-murmuré, con las lágrimas a punto de desprenderse de mis ojos.

-¿Por qué? ¿Qué he hecho yo ahora?-le miré y caminaba hacia mí, con las manos en los bolsillos, con un aire de tranquilidad bastante inquietante.

-¡No! ¡Basta! Una cosa es que lo hagamos aquí mismo, en tu casa … Ya sabes que para eso no tengo escrúpulos … Pero se me revuelven las tripas con solo pensar en que me acuesto con un tipo tan denigrante como tú … Siempre acabas decepcionándome cuando todo parece marchar bien …

-Escúchame, Ada …-dijo, tomándome los hombros con fuerza, clavándome la yema de los dedos en la piel- No vengas de mártir, cuando sabes perfectamente que siempre has sido una puta y siempre lo serás …-esbozó de nuevo una sonrisa sarcástica- Tanto tú como yo somos seres denigrantes, repulsivos, que no encajan con los valores que esta hipócrita sociedad moralista quiera imponer a cada individuo … Pero recuerda, que ninguno de los dos estamos libre de culpa … Por eso nos acostamos, por eso nos atraemos y por eso nos amamos … O al menos, eso parece … - me tomó del mentón y me besó con pasión, estrujando las telas de mi vestido contra la espalda. Nos separamos violentamente los labios, como si lo que acababamos de hacer fuera asqueroso.

-¿Y qué me quieres decir con eso? ¿Qué los dos acabaremos en el infierno, como pecadores de la moral?

-No, que tú eres menos que nadia para recriminarme los actos de que cometo … Tú actuas por instinto y yo por codicia, pero hay algo que nos une a la vez … La necesidad que tenemos por lo que hacemos …

-¿Vas a compararme el sexo con las ansias de poder que tienes, inducidas por la riqueza?

-¿Qué hay de malo en conseguir una situación mejor para los tuyos?Tú también quieres triunfar en el mundo del espectáculo, y dudo que sea completamente por el amor arte …

-¿Y por qué no podría ser así?

-Porque si no tienes dinero, tu libertad se ve amuermada … O por imposibilidad o por parasitismo … Y dudo que tu optes por la última … En el fondo, nos conocemos sin a penas habernos dirigido la palabra …

Le lancé contra la cama y me coloqué encima de él. No me importaba que la puerta estuviese abierta. Que la casa estuviese llena de gente. De que la esposa de Al estuviese ahí abajo con la antena puesta. Que Malone estuviese también. No podía reprimirme mis impulsos en aquel momento.

Le deseaba. Vaya que si lo hacía … Le odiaba … Tanto como tal vez, y odio reconocerlo, le amaba … Esa palabra era demasiado fuerte para mí, pues solo creo que amé una vez en mí vida y quizás, demasiado joven …

Nos arrancamos las ropas como si fueran sanguijuelas que absorbieran nuestra excitación. Nos levantábamos dábamos vueltas sobre las cama, nos mordíamos el cuello como vampiros, nos desgarrábamos la piel con las uñas … Me monté aquella vez encima de él como nunca … Lo sentía dentro mía … Lo sentía gemir desde afuera … Lo podía entrever a través de mis ojos semicerrados como estiraba los brazos sobre la cama … Cerraba mis puños sobre las sábanas, aferrándome a ellas para impulsar así mis movimientos …

Subía y bajaba encima suya … Escapándoseme de la boca gemidos de placer … Sus grandes y fuertes manos se encontraban con mi boca entrabierta … Me apoyaba sin fuerzas sobre su pecho, aún moviéndome … Guiaba sus manos a que me agarrasen las nalgas, haciéndome sentir deseada … Deseándome a mi misma entre sus caricias …

Cuando mis fuerzas se empezaron a flaquear, recibí la ayuda de sus caderas. Nos movíamos a la vez, mientras entrecruzábamos nuestros alientos en fortuitos besos … Me apretaba contra él con una mano, mientras con la otra agarraba mis cabellos para echarme hacia atrás y besarme la zona de los pechos, el cuello … Pasando la lengua delicadamente por el hueco del hombro …

Oímos una voz lejana que se acercaba … Entonces, nuestros movimientos se hicieron más frenéticos, no porque nos excitaramos, sino por el miedo a ser pillados … Noté sus miembro palpitar dentro, las últimas estacadas, lentas y profundas … Lo notaba todo dentro. Caí derrumbada en sus brazos, pero el me apartó enseguida, para tomar sus cosas y se metió en el baño.

Me reincorporé como pude y busqué a tientas, como si estuviese drogada, las mías. Intenté entrar en el baño para lavarme, pero fue inútil. Salí corriendo de la habitación, con intención de meterme en el otro, con doble intencionalidad. Pero Malone, me tomó de un brazo.

-¿Dónde estabas?-dijo atrayéndome contra sí y aspirando mi aroma. Apreté fuertemente los ojos, rezando porque no descubriese el aroma de Al …

-Buscando la salida … Al se metió en su cuarto y no ha salido … Creo que nado indispuesta … Me tiré mucho tiempo en el baño … Ya sabes … Creo que deberíamos marchar …-dije, haciéndome la enferma y simulando mareos.

-Está bien … Creo que y les molestamos bastante …

-Sí … Vayámonos a casa … Necesito descansar …- me llevé la mano a la frente y el me ayudó a bajar las escaleras, tomándome de la cintura con suavidad.

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