
En el hotelucho aquel se había montado una buena, estaba todo lleno de periodistas y eso mosqueó un poco a Torrio y Yale, siempre decíamos que donde había un periodista, siempre de seguras se iba a sacar algo de mierda de cualquier asunto para lanzar un buen titular. Pero bueno, habría que ser discretos y asegurarse de que ningún estúpido nos pisaran los talones ni siguiera nuestros pasos. Ya tendríamos suficiente con la policía que también se congregó allí de paso. Grandes jefes de departamentos de policía de toda la ciudad fueron invitados.
Aquello estaba lleno de prostitutas vestidas de seda y joyas, viejos peces gordos dispuestos a dejarse el dinero en cualquier causa, elegantes camareros vestidos de etiqueta y con cara de tener una mierda colocada debajo de la nariz, señoras mayores y elegantes dispuestas a criticar todo lo que había a su alrededor … Un lugar perfecto y decadente para hacer negocios.
Cogimos unas copas y Torrio sonrió e hizo bromas acerca de la procedencia de aquellas bebidas en aquella época de la prohibición, orgulloso de ser el mayor magnate de contrabando de alcohol de todos los tiempos. Nosotros le reímos las gracias, sino ya sabíamos a que atenernos; un silencio en medio de una broma significaba traición al canto.
Nos tomaron los abrigos cortésmente y nos dedicamos a rondar. Se nos acercaban chicas oliendo perfectamente las jugosas consecuencias que conllevaban el juntarse con tipos con nosotros, pero de momento no estábamos para distracciones hasta que no apareciese el anfitrión. Teníamos que asegurar de concertar una cita con el a solas, para tratar asuntos de negocios.
Entonces allí apareció ese capullo egocéntrico, con esos aires de grandeza que tanto le gustaba demostrar, sin haber pegado palo al agua en su miserable vida de niño. Oh Dios, como odiaba a ese tipo de gente … Me daba ganas de vomitar solo de pensar que teníamos que entablar relaciones con esa gentuza, cuando lo que más me apetecía en aquel momento era cogerle del cuello y matarle a puñetazo limpio, hacerle escupir la sangre por la nariz.
Iba acompañado de una muchachita dulce vestida de adulta, que se aferraba a su brazo como cual trofeo. Pobrecilla, otra putilla en proceso … Solo esperaba que Ada no cayese en sus garras.
Torrio salió al encuentro de Flynn pero se detuvo cuando este le pasó de largo enfrente suya para dirigirse a una zona alta y entablar un discursillo barato de bienvenida. Malditos irlandeses y su sentido del humor … Me aburrían grotescamente.
Después nos tuvimos que acercar de nuevo a él, mientras charlaba con un grupo de gordos y putitas que soltaba risitas a cualquier mamonada que soltaba ese cretino. Torrio le dio un leve toque en la espalda y éste giró la cabeza, con gesto molesto. Nosotros le vigilamos las espaldas, mientras le lanzábamos miradas desafiantes que en seguida captó el mensaje.
-Oh, caballeros, discúlpenme … Su nombre es …-dijo estirando la mano a Torrio con una sonrisa de oreja a oreja.
-Giovanni Torrio, aka Johnny … Encantado de conocerle por fin en persona, Señor Flynn-se estrecharon las manos ante nuestras expectantes miradas.
-El gusto es mío, me suena su nombre, de haberlo oído en algún sitio …-dijo llevándose un dedo al mentón, pensando.
-Soy un hombre de negocios, como usted y todos los aquí presentes … Y para eso estoy, para hablar de negocios-dijo desafiante- Tengo una propuesta muy suculenta …
-Oh no, negocios, qué aburrido … Ahora mismo no creo que pueda, estamos en medio de una fiesta y hay que divertirse … Las responsabilidades vendrán luego, quizás mañana por la mañana, en mi despacho … Pero ahora mismo aquí no …
A Torrio le cambió el gesto amable y bonachón del rostro. No estaba para jueguecitos, este imbécil no tenía ni idea de que con quien estaba tratando … Claro, como el vivía en el mundo de sus muchachitas lame rabos y sus jin tonics … No sabía de la realidad que estaba detrás de todo ese mundo de color de rosa.
-No digo que ahora mismo quiera tratarlos, también mis muchachos y yo venimos a divertirnos … Solo queremos asegurarnos de que cuando salgamos de aquí, salgamos con un buen sabor de boca … Todos saldremos beneficiados, tanto por la diversión que usted amable y caritativamente nos ofrece a los aquí presente, como por la excitante sensación que deja haber cerrado un buen trato que aportará en el futuro beneficios, más diversión …
A Flynn los ojos le brillaban de codicia. Le ofreció un puro a Torrio, el cual aceptó y también se ofreció a encendérselo. Torrio expulsó el humo a la cara de Flynn y sonrió.
-Hacia el final de la fiesta, le avisaré para que suban a mi despacho personal … Mientras, diviértanse, quiero dejarles completamente satisfechos
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