-Creo que es el momento …-le murmuré a Yale al observar como la rubia salía corriendo a reunirse con el hombre que la acompañaba.
-¿Dónde está ese payaso?-me preguntó, buscando al chico con la mirada.
-Tú sígueme …
-¿A dónde vais?-preguntó Torrio.
-A solucionar unos asuntos … Espéranos en el coche, no tardamos nada-dije, poniéndome en marcha.
Justo cuando el chico iba a darse la vuelta, saliendo de entre dos panteones. Apresuramos el paso y le empujamos con nuestra sola presencia amenazante a volver al sitio de donde estaba saliendo, mirándonos con ojos asustados. Cuando estuvimos escondidos y Yale comprobó que no había nadie más por allí rondando, me quité las gafas para que pudiera reconocerme más fácilmente.
-¿Te acuerdas de mí?-le dije con una sonrisa malvada dibujada en los labios.
El chico se quedó callado y tragó saliva. Yale hizo ademán de agarrarle de las solapas del abrigo pero yo le detuve, pidiéndole un poco de calma.
-Mira muchacho, no te hagas el tonto porque se perfectamente que sabes quién soy y sospechas qué hice … Por eso vine a verte querido, para asegurarme de que no te vayas de la lengua …
-Por favor, no me hagan daño, juro que no diré nada …
-¿Qué clase de personas crees que somos? Primero utilizamos las buenas para conseguir nuestros propósitos … Sino te pones cabezón, tu cabecita no sufrirá como la de tu amigo …
Sus puños se apretaron en forma de contener la ira. Le rodeé con un brazo, agarrándole fuertemente por el hombro y le acerqué a mí. Podía notar todo su flacucho cuerpo temblar.
Le cogí con la otra mano libre la cara y le obligué a mirarle a los ojos mientras Yale se situaba delante nuestra.
-Escúchanos con atención … Si no quieres que nadie se entere de tu pequeño secreto con la rubia esa, a la que conozco y que por ellos la podrías meter en un buen lío, o que a nadie de tu familia le pase nada, solo tienes que guardar este pequeño secreto y aceptar nuestra propuesta: Yo maté a tu amiguito por golfo.
Entonces noté como todo su cuerpo se quedó completamente parado y rígido, la pupila de sus ojos claros se puso como la punta de un alfiler y casi su respiración se corta. Le di unas cachetadas para que reaccionase y me situé enfrente de él, sosteniéndole de los hombros.
-Ahora, sabes de lo que somos capaces cuando alguien nos toca las pelotas … ¿Quieres que vuelva a pasar de nuevo una desgracia? Pero no contigo, sino con alguien a quien estimes … Eso te hará sufrir más …
-¿Qué tengo que hacer?-dijo el muchacho con el cejo fruncido pero sabía que estaba completamente cagado por dentro.
-Bien … Así me gusta … Básicamente nos vendría bien alguien como tú en el negocio … Danos tu dirección y teléfono, y cuidadito con que se falso …
Yale le entregó un trozo de papel y un lápiz. El chico se apoyó contra una de las paredes de mármol y comenzó a escribir tembloroso, entre medias de frío y miedo.
-Bien … Benedikt Astor … Benny a partir de ahora, nos serás de mucha ayuda y recuerda nuestro pacto de sangre … A partir de ahora formas parte de la familia …-le guiñé con ojo cómplice, dándole unas palmaditas en la espalda.
-También cumplan ustedes con su parte …-dijo él serio y desconfiado.
-Los italianos somos hombres de palabra, si tu cumples con tu parte, nosotros cumplimos con la nuestra … Es una cuestión de honor-dijo Yale riéndose.
Nos alejamos riéndonos en nuestras entrañas.
-Amigo, tienes mucho futuro dentro del negocio … Algún día, tomarás el control de la ciudad tú solito-me dijo Yale, felicitándome a base de toquecitos en el hombro.
-Había que aprovecharse de la situación … Además, nos viene bien introducir delincuencia y aprovecharnos de los irlandeses, para quitarnos la fama de encima-dije completamente burlón.
Llegamos al coche, donde Torrio nos esperaba fumando un puro, como siempre hacía. Entramos sonrientes y Torrio se dirigió a nosotros.
-¿A qué viene tanta felicidad, chicos?
-Nada, reclutamos a alguien que nos va a servir de mucho … El problema del asesinato está zanjado con sus labios sellados … Nunca nos vincularán con la muerte del muchacho-dijo Yale.
-Bien, bien … Tomad esto, os lo habéis ganado, así por lo menos dejareis de fumar esa mierda-dijo Torrio, entregándonos dos puros, refiriéndose a los cigarrillos.
domingo, 8 de febrero de 2009
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