
Llegué a casa corriendo y ansiosa, como una chiquilla que acaba de salir de la escuela, correteando por la frías y anchas calles de Nueva York. Nada más entrar, bailé al son de una música completamente imaginada, una melodía alegre a ritmo de charlestón que salía de mi cabeza y hacia que mis pies se moviesen a su compás.
Abrí mi armario y escogí cautelosa la ropa que me iba poner. Decidí por algo discreto e inocente para chocarle, hacerme más apetecible que el mero hecho que llevar escotazo; ya habría tenido bastante cuando me entrevistó en el Cotton con aquel dichoso trajecito. Me lavé la cara de nuevo, quitándome aquel horrible maquillaje verde y me pinté la línea y los labios de color carmín.
Un poco antes de las ocho, ya sonó el timbre indicándome su llegada. Apresurada recogí toda la ropa que andaba por allí tirada y la metí de golpe en el armario. Estiré las sábanas y me atusé el pelo, echándome un último vistazo al pelo en el espejo de aquello que yo consideraba como un recibidor.
Le abrí la puerta y ramo de rosas blancas y rojas apareció delante mía. Las cogí sonriendo y Malone apareció detrás.
-Espero no parecer exagerado … Solo quería tener un detalle-me dijo rascándose la nuca.
-Tranquilo, me gustan las rosas - las metí en un jarro que llené de agua del baño y las coloqué encima de mi tocador, donde tuve que hacerle hueco entre tanto desorden- Y bien, ¿dónde tienes pensado llevarme?
-Hay un restaurante italiano justo cerca de Brooklyn, parece ser un bastante lujoso y tiene buena fama …
-Entonces cojo mi abrigo y marchamos para allá-dije completamente entusiasmada.
Me agarré de su fuerte brazo y me iba contoneando por la calle. Llegamos a su coche y montamos en él; era la primera vez que viajaba en un coche con un hombre para una cita. Me sentía tan completamente plena que me daban ganas de gritar. Por fin una cita de la que estaba segura que no acabaría en desgracia … O al menos eso quería pensar.
Al llegar, me abrió la puerta del coche y me ofreció su mano para ayudarme a salir del coche como un caballero y del brazo entramos en el restaurante.
-Me aseguré antes de venir de reservar una plaza especial para ambos …-me dijo guiñándome un ojo.
Nos acomodamos en un rincón bastante romántico de la sala y en penumbra, muy íntimo. La mesita tenía dos velas largas y medio derretidas, que daban un ambiente especial al lugar. Dejé el abrigo colgado detrás de la silla y el bolsito de mano encima de la mesa. Nos miramos fijamente sin ningún tipo de escrúpulo y finalmente, sonreímos. El camarero trajo la carta y ambos comenzamos a ojearla.
-¿Qué te apetece tomar?- me preguntó.
-Mmmm … Creo que pediré unos rigatoni con salsa de tomate, besamel y queso gratinado …
-Yo tomaré lasaña de carne … Y de bebida tráiganos una botella de vino rojo.
Comencé a juguetear impaciente con el tenedor y su manos se posó para pararme.
-Deja eso o me pondrás a mi nervioso también …-y me sonrió.
-Pues cuéntame algo, me da latita esperar a que traigan la comida.
-¿Qué quieres que te cuente?
-Para empezar, no estaría mal que me dijeses tu nombre de pila, inspector Malone -dije poniéndole ojitos, apoyando los codos en la mesa donde dejé reposar mi barbilla.
-James … Jimmy … Como quieras, te doy permiso para ello ….
-Continua …
-Ya lo sabes prácticamente todo de mí Ada, sabes que trabajo para la policía, ¿qué más quieres?
-Tienes acento, no me había fijado hasta entonces …
-Me pillaste, no me crié aquí …
-¿Dónde entonces?
-En un pueblecito a las afueras de Dublin … Llegué aquí con mis padres y hermanos cuando tenía doce años, pero aún así no se me quitó el acento … Eso a veces me da problemas.
-Para mí no es ninguna molesta … Es más, me resulta sexy …-le dije, mientras deslizaba mi pie desde el zapato, directo a su pantorrilla, sin dejar de mirarle fijamente a los ojos.
Irrumpieron en la sala un matrimonio que se sitió cerca nuestra, haciendo que mi pie volviera al zapato. Un nudo se me hizo en el estómago cuando descubrí que el hombre, al quitarse el sombrero, era el dueño de ese par de ojos azules que me marcaron de por vida … Al estaba con su mujer, la cual también me había reconocido … Por qué …. Por qué …
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