miércoles, 4 de febrero de 2009

Gran Bohemian Hotel: Al Capone

Tras un rato dando vueltas alrededor de la habitación, pegué un puñetazo contra la pared y después me quedé apoyado contra la pared, suspirando y recapacitando más calmadamente lo que acababa de ocurrir. Eché un ojo muy breve al cadáver y entonces me centré en aquel turbio asunto. No albergaba la esperanza de que Ada me perdonase y en aquel momento era la menor de mis preocupaciones. Tenía toda la camisa llena de sangre y en la alfombra había restos de los sesos de aquel tipejo.

Me acerqué y miré aquel cuerpo inerte des mi altura, con la tranquilidad suficiente para permitirme tener las manos en los bolsillos mientras aquella asquerosa escena pasaba delante de mis ojos, de forma impasible. Decidí que lo mejor que podría hacer era no hacer nada, dejarlo todo como estaba, así no levantaría ninguna sospecha. Agarré mi chaqueta y la puse mirándome en el espejo de la habitación. Tenía salpicaduras en la cara. Me acerqué a la ventana y agarré las cortinas, pasándomelas por el rostro para limpiarme la sangre.

Salí del cuarto cerrando la puerta tras de mí, bajé las escalera apresurado y abrochándome los botones de la chaqueta. Torrio y los demás me estaban esperando en la salida del hotel. No estaba Yale por ninguna parte.

-¿Dónde está Yale?

-Estará por hay tirándose a alguna … No pienso esperarle, mi mujer estará esperándome como una psicópata para echarme toda su frustración encima …-dijo Torrio con un puro en la boca- Por cierto, ¿dónde te has metido en las últimas horas?

-Mejor no quieras saber …-cogiendo mi abrigo, que uno de mis compañeros me ofrecía.

-Eh, no vayas tan lejos … Ven aquí que te vea …-me dijo, cogiéndome del hombro con fuerza. Forzadamente, me di la vuelta, con el corazón acelerado, temiendo de su reacción. Me abrió las solapas de mi abrigo y apartó un poco la chaqueta de mi traje. Me empujó hacia atrás y me miró con expresión seria.

-¿En qué lío te metiste esta vez, Al …?-dijo pausadamente.

-Le machaqué la cabeza a uno …-contesté con la mirada alejada de la suya, ponía en esas situaciones demasiado nervioso el contacto directo.

-¿Alguien importante?

-No creo, era solo un niñato con la testosterona muy subida …-añadí para quitarle hierro al asunto.

-Entonces no tienes que preocuparte … Vayámonos a casa ya, muchachos, mañana nos esperará un día duro …

Nos subimos al los coches que dejamos aparcados a la entrada del hotel. Yo me subí en el de Torrio y éste me miraba feliz … Ya me estaba temiendo que me pidiese algo.

-Querido Al, aunque a veces seas bruto eres eficaz, no se como te las arreglas que siempre sales ileso de todas …-dijo con una sonrisa.

-Si llamas suerte a esto …-le dije señalándole la cicatriz de la mejilla.

-Pero eso es un rasguño de nada … Peor hubiese sido que te hubieran rasgado el estómago o la garganta … En fin, llegarás muy lejos, te lo digo yo … Tienes la pasión y la intuición necesaria para ello …-me dio unas palmaditas en la espalda y entonces se acercó a mi oído- Por cierto … ¿Cómo se llama esa amiguita tuya, la morenita de pelo corto?

-Ada Swarty, trabaja de bailarina en el local de Yale …-contesté sin darle importancia.

-Quiero una cita con ella … En cuanto la veas, se lo dices-volvió a meterse el puro en la boca, completamente satisfecho de sentirse el dueño del mundo.

Suspiré y no dije nada. Me sentía como un maldito bastardo, pero la sensación no remordía tampoco mi conciencia. Si tenía que usarla, no lo dudaría, ella se lo había buscado …

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