sábado, 7 de febrero de 2009

Residencia Capone: Al Capone

Aquella tarde iba a ser especialmente dura: tendría que asistir al entierro de aquel muchacho que maté. Tenía el estómago revuelto y no estaba de buen humor … Aparte de que tuve bronca con Mae.

-¿Dónde estuviste hasta tan tarde?-me dijo levantada, esperándome en la puerta, con la bata puesta y muriéndose de frío, pues sus dientes castañeaban.

-¿No deberías estar en la cama?-dije molesto, comprobando los radiadores.
-Eso mismo te digo yo …-con los brazos cruzados.

-Mae, querida, estas no son horas para discutir … He estado envuelto en asuntos de trabajo, no tengo la culpa …

-¡Tú nunca tienes la culpa de nada!¡Siempre es el maldito trabajo!

-Si no fuera por ese maldito trabajo, no vivirías como vives.

-¡Me importa una mierda vivir rodeada de lujo si no estás ahí compartiéndolo con tu familia!¿Qué clase de negocios te traes entre manos, Al? Te absorbe completamente y temo …

-¿Temer el qué? No deberías pensar tanto y dedícate a hacer algo, sal con las amigas de compras, lee un libro … Pero ni se te ocurra averiguar ni indagar en lo que yo haga o deje de hacer … Respeta mi libertad como yo respeto la tuya, Mae.

Se dio la vuelta, con los labios apretados y a punto de llorar, subiendo rápidamente las escaleras. Dejé el abrigo colgado en el perchero y me metí en salón. Me serví un poco de algo fuerte, a esas horas ya no coordinaba y me dejaba llevar por mis instintos. Me senté en el sofá, completamente agotado. Había sido una noche dura. Creo que me quedé dormido y derramé mi bebida sobre el traje …

No vi en toda la mañana a Mae y lo preferí así. Cogí un traje negro y cogí el coche. Tenía que recoger a Torrio y Yale …

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