Nada más entrar, el idiota ese de Flynn se sitió al frente de su lujoso escritorio de snob y no dirigió una sonrisa a todos los presentes. Torrio se sentó en la única silla decente que había justo delante de la mesa, remangándose los pantalones para después cruzar las piernas ligeramente, con un brazo apoyado en una rodilla y el otro en el respaldo de la silla.
-Pónganse cómodos, tomen las sillas de donde quieran-dijo, haciendo un gesto de invitación un brazo mientras que con el otro se agarraba a apoya- brazos de su sillón de ejecutivo, con gesto de playboy marcado a fuego en la cara.
Tomamos las sillas y las arrastramos para colocarnos cerca de Torrio y algunos detrás de éste, en plan guardaespaldas, simplemente por pura estrategia intimidatoria. Flynn ofreció un habano a Torrio, que éste agradeció con gesto amable, y comenzó a preparar el puro para tomarlo, mientras los demás sacábamos nuestro cigarros para encenderlos.
-Delicioso …-murmuró con un gesto de satisfacción Flynn, mientras saboreaba la primera bocanada; maldito capullo- Me los traen explícitamente de La Habana, ahí se nota la calidad- dijo guiñando un ojo y pegando un chasquido con los dedos.
Le reímos la gracia y me contuve las ganas de soltarle un puñetazo mientras me mofaba en su cara de ímbecil que era. Torrio procedió a lo que le interesaba.
-Querido amigo, ya que ahora acabamos de establecer el primer contacto, pasemos con este buen ambiente a las negociaciones que nos han llevado hasta aquí.
-Adelante, soy todo oídos-dijo sonriendo Flynn.
Torrio miró a su alrededor y nosotros asentimos con gesto afirmativo; ese gesto significaba que podíamos intervenir cuando fuera conveniente, al mínimo gesto de Torrio.
-Bien, estamos interesado en comprarte una parte del negocio e ir a medias … Querría un cincuenta por ciento de los beneficios.
Flynn soltó una risa cuando escuchó esto, echando la cabeza hacia atrás como si fuera él el mafioso. Se apoyó en la mesa, mientras el humo del puro iba haciendo eses. Nosotros le miramos con gesto serio.
-Es una broma,¿no?-dijo parando la risa paulatinamente-No me pueden venir acá y exigirme idea tan descabellada …
-Hablo en serio, no es ninguna broma … Usted no me conoce …-dijo desafiante.
-El que no me conoce es usted a mí-dijo incómodo, poniéndose chulito, haciéndose el guaperas ese irlandés vanidoso.
Hice un ademán de levantarme, preparando mi puño, pero Torrio me paró con un solo gesto de su brazo estirado.
-Mira, leprechaun de los cojones, no estoy aquí para perder el tiempo en jueguecitos … Haber si maduras y escuchas a un verdadero hombre de negocios -solté mientras retomaba mi asiento, con la rabia contenida; le había dicho las cosas demasiado suavemente.
-¿Y éste quien es?-dijo indignado y ignorándome, mientras se dirigía directamente a Torrio.
-Al, cállate, todavía no te he pedido que intervengas … ¡Venga chicos! Cálmemos los ánimos, las negociaciones acaban de empezar … ¿es que no os he enseñado nada en todo este tiempo?- dijo moviendo los brazos enfadado y pidiendo respeto- Prosigamos …Bien … ¿Por dónde íbamos?
-Por, o tienes una oferta mejor o apaga y vámonos -dijo Flynn, aburrido y completamente burlón.
Torrio suspiró calmándose, midiendo sus palabras mentalmente para no parecer molesto al escupirlas por su boca.
-No hay más ofertas-dijo con serenidad y sus ojos fijos en él. Una sola chispa y zas, se prendería la llama.
-Bien, pues si me disculpan caballeros, tengo una fiesta a la que asistir allá fuera-dijo levantándose e invitándonos de la misma forma a acomodarnos a hacer exactamente lo contrario.
Entonces, dos compañeros se levantaron y tomaron a Flynn con los brazos detrás de la espalda, mientras este se quejaba y miraba aturdido a su alrededor. Con suma tranquilidad, me levanté y me aflojé la corbata y me quité la chaqueta, dejándola encima de la silla y me acerqué lentamente a Flynn, mientras este rezaba con un asquerosos acento irlandés más marcado que nunca.
Torrio observaba divertido la escena y se apoyó su barbilla sobre un puño. Sonrió mirándome mientras yo me remangaba con ansia contenida las mangas de la camisa.
-Bien …-dijo- Bien, ahora vamos a utilizar nuestro idioma para arreglar esto de una vez por todas … Vuelvo a repetírtelo … Cincuenta porciento, vamos a medias- hizo un gesto con la mano en señal de concederle la palabra.
-¡Jamás!-gritó, escupiéndome en el pecho.
Toqué un poco la salibilla de aquel ser y se la restregué con un dedo por la mejilla mientras se mordía los labios con rabia y peleaba por liberarse. Le dejé seco de un puñetazo en el pómulo …
miércoles, 4 de febrero de 2009
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