Dimos unos cuantos pasos de baile, mirándonos fijamente a los ojos, yo esbozaba una sonrisa pícara, mientras aquellos ojos verdosos se iban entrecerrando, intentando alcanzar su boca con la mía. Dí una repentina vuelta sobre mi misma para evitar e inminente beso, cuando chocó mi espalda con alguna de las otras personas que danzaban por allí despreocupadamente. Me voltée sonriente y me encontré con aquella sonrisa fresca del cantante brasileño.
-¿Me disculpas un momento querido?-le dije, tomándole la mano al brasileño, ante la atónita mirada del muchacho.
-Pero …
-¡Cambio de parejas!-gritó el otro, lanzándole a su compañera.
Nos perdimos entre la multitud a paso alegre, mientras nos reíamos divertidos. Entonces, me puse un poco de puntillas y le susurré algo al oído.
-¿Ves a aquella mina sentada junto a la rubia?- le dije, mientras las echaba a la vez yo también un vistazo.
-Sí …
-Es linda, ¿cierto?
-Como no darse cuenta …
-Creo que está interesada en conocerte … Es una buena amiga mía, así que, sé bueno con ella … Necesita a hombres delicados como usted …
Le guiñé ojo tras lanzarle la indirecta de que fuera galán y el me respondió que había comprendido de la misma manera. Bailamos aún más animosamente hasta que nos volvimos a encontrar con el muchacho y nos intercambiamos la chica y yo a base de un giro acompañado de un lanzamiento, y volvimos así a nuestro estado inicial. Me quedé buen rato riendo sola, mientras el otro parecía mirarme sin entender muy bien del todo a que se debía tanta gracia.
-No te preocupes querido, no pensaba irme con aquel hombre teniéndote aquí al ladito … Tuve que hacer de celestina …-dije indicándole con la cabeza como el brasileño se iba caminando justo a dirección de Gabby y Ginn.
-Entiendo …-entonces, sonrió con malicia y apretó más fuerte con el brazo que rodeaba mi cintura.
Nuestros pechos chocaban agitados, notando las palpitaciones de nuestros pechos. Le sonreí y al ritmo de samba que estaba sonando, moví las caderas en forma de círuclos, chocando especialmente con su intimidad, de manera sensual. Ya había conseguido que Gabby tuviera diversión por aquella noche, ahora me tocaba a mí disfrutar de la noche.
Le rodée el cuello con mis brazos y le acaricié la nuca con la punta de mis dedos. Entonces, él, sensualmente, rozó con sus labios, sin llegar a depositar beso alguno, en la piel de mi cuello, traspasando su aliento por mis poros y haciendo que el vello se me pusiera de punta. Volví a dar una vuelta, quedándome en darle la espalda, mientras restregaba mi trasero por su miembro, mientras, sus manos recorrían las formas de mi cuerpo y yo extendía los brazos hacia el cielo, con dos dedos entrecruzados.
Entonces ya no puede aguantar más cuando noté sus húmerods labios besar mi hombro, me giré, le agarré de la corbata y le arrastré hacia el pasillo para desatar todo mi lujuria contra él, estampándolo con violencia contra la pared. Le deboré con mi boca, mientras él se agarraba de mi cortos cabellos, clavando sus uñas en mi cabeza. Pasé mi mano ansiosa por encima de sus ropas, averiguando las formas de su torso, pecho, piernas … Hasta que hayé su preciado tesoro … Lo palpé, medía con la palma de las manos su exquisita longitud, su abultado grosor, que parecía rebentar dentro del pantalón …
Subimos a tropezones las escaleras arriba, sin dejar separar nuestros labios. Abrimos una puerta forzándola, pues no teníamos llave. Nos metimos de un salto en ella riéndonos como tontos. La cerró de un portazo y cuando se dirigió a mí, aflojándose la corbata. Noté como la tira de mi vestido se deslizaba por el hombro y sus labios bajaban, pesiguiendo el tirante con la lengua mientras con la otra mano contribuía a la caía de la otra. Quedé en bragas y medias y le lancé excitada hacia un sofá que había en medio del cuarto, que parecía una suite.
Se quedó sentado, entonces me tocó el turno a mi de desnudarle, mientras le acariciaba ahí abajo, haciendole rabiar de placer, mientras me mordía el labio inferior, implorándole que le montase cuanto antes. Me lanzaba la cabeza hacia atrás para alcanzar mejor mis pechos, mientras mi sudor se mezclaba con su saliva.
Me arrancó las bragas con alguna dificultad, extasiado por el deseo y entonces me dejé penetrar, observando la cara de placer que ponía mientras notaba mi húmedo interior, como su miembro se iba abriendo paso a paso dentro mía. Me moví poco a poco, mientras el se recostaba en el sofá para observar mejor el espéctaculo. Aquello me excitaba y me hacía sentirme bien, mis caderas se movían más agitadamente, me aferraba al cojín del sofá, donde él apoyaba su cabeza. Me movía, gritaba notando chocar su pene en mi vientre, me gustaba, quería más, y más, y más … Un vicio incontrable, sus dedos se incaban como garras en la carne de mis nalgas, yo le sujetaba la mano para que me apretase fuerte, con la espalda arqueda y la cabeza dejada caer hacia atrás …
martes, 10 de febrero de 2009
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