Después de la actuación en el Cotton, me metí deprisa al vestuario para cambiarme. Estaba tan cansada, que lo único que me apetecía en ese momento era estar en casa de Malone, durmiendo desnuda en sus brazos … Me quité aquel disfraz de pollo verde y lo guardé con cuidado en el perchero portátil, juntos con demás trajes para actuar. Pareció que al gran público le encantó aquella actuación.
Me puse la bata de seda roja y me senté frente al tocador, para kitarme el sombrerito y el maquillaje. Cuando estuve competamente al natural y a punto de coger el delineador, apareció tras de mí la figura de Al. Me quedé completamente en estado de shock.
-¿Qué haces tú aquí? Creí que andabas aún en Canadá … ¿También te echaron de allá?-dije sarcástica, intentando dismular mi nerviosismo.
-No pensaba quedarme enternamente allí … Solo fueron negocios, eso es todo … Además, tengo una deuda pendiente contigo …-dijo, acercándose peligrosamente hacia mí.
-No des un paso más o grito …
-Recuerda que en este lugar tengo influencias … Un gangster como yo no se hace problemas con una puta como tú …
-Tú no eres un gangster, ni siquiera tienes la suficiente elegancia para ello … No eres nada más que un vulgar asesino … ¡Un psicópata que no trae más que problemas!
Me acerqué hacia el espejo y me puse a pintarme la línea. El me observaba desde la distancia, con las manos en los bolsillos, con aquella mirada azul tan penetrante. Me puse un poco de rimmel en las pestañas para darle más volumen y luego me pinté los labios de rojo. Me atusé el pelo y el volvió a dirigirme la palabra de nuevo.
-¿Vas a ver a tu poli semental de nuevo?
-Eso no es asunto tuyo … Dejé de ser tu asunto hace bastante tiempo, búscate otra a la que molestar …- Me levanté e hice amargo de quitarme la bata, pero me contuve y me le quedé mirando un rato, intentando echarle con mis miradas de desagrado- Si no te importa, tengo que desvestirme …
-Como si ya no te hubiese visto desnuda antes …-dijo arqueando las cejas.
Me acerqué a él con violencia y le di un buen bofetón.
-¡Fuera!-dije señalándole con el dedo la salida del camerino.
Me contestó con otra bofetada y caí al suelo fulminada, con la mano en la boca, de la que salía un poco de sangre.
-¡Salvaje!¡Fuera! ¡FUERA!-dije desde el suelo, intentando reincorporarme.
Él solo me miraba con gesto divertido en el rostro, pero de los ojos le salían claramente chispas de odio y frustración. Me dirigí de nuevo al tocador y me quedé apoya, con la cabeza baja, a punto de llorar. Levanté con la cabeza con orgullo y pude ver como se acercaba rápidamente y me tomaba por detrás, sin darme si quiera la vuelta. Me deshizo el nudo de la bata y dejó que se me cayera por los hombros, mientras me besaba por el cuello, mejor dicho, me mordía con brusquedad …
No opuse resistencia, la rabia me invadía por fuera, estaba completamente rígida y no mostraba emoción alguna, pero por dentro deseaba que me pentrase y me hiciese suya a la fuerza … Esa extraña mezcla de pasión y violencia …
Me levantó la bata por detrás y sentí como restregaba su miembro duro y húmedo por mis nalgas, mientras me mordía el lóbulo de la oreja y me masajeaba los pechos. Yo me resistía como podía, estaba tan excitada … Me repugnaba que aquel individuo stuviera ahí, detrás mía, tratándome como una fulana, pero a la vez … Ver lo hermoso que era, la violencia con que me trataba … Me hacían volverme loca, debatiéndome entre la línea de la codura y la locura.
Con su mano, dirigió su miembro hasta por debajo de mis nalgas y allí me penetró poco a poco, mientras mis piernas se entreabrieron ligeramente para facilitarle el paso. Allí estaba yo, abierta de piernas, apoyada sobre el tocador, dejándome que Al me diera violentas estocadas mientras se agarraba con una mano en mi pelo y con la otra en mi cadera.
Me miraba cada gesto de la cara a través del espejo y puede jurar que los veía arder en llamas, como si se tratase del mismisimo diablo. Me volteó violento y de un manotazo lanzó todos los cosméticos fuera, haciéndome sentar sobre el tocador. Me abrió las piernas y volvió otra vez a darme, una y otra vez …
No pude aguantar más y le arranqué la camisa y le acaricié el torso, apretando los dientes, relamiéndome de placer. Le agarré del trasero, duro del esfuerzo de la pentración y le apreté más contra mí, para poder notarle más a fondo.
Me pentraba con golpes secos, chocando su pelvis contra mi zona baja, lentamente, haciéndome notar todo su explendor en mi interior. Nuestras respiraciones estaban sincronizada, jadeabamos, nos mirábamos con odio y amor al mismo tiempo, disfrutando de aquel inmoral espectáculo … Hasta que él tembló y noté palpitar su miembro dentro, mientras él agachaba la cabeza, cerrando los ojos, entrecortado del orgasmo su respiración …
Yo le acaricié el pecho excita, mirando las gotas de sudor que resbalaban por su frente y se precipitaban desde la punta de perfectamente recta nariz. Le levanté el mentón y nos miramos con los ojos brillantes.
-Vayámonos … Conozco un sitio donde podremos amarnos hasta el amanecer sin levantar escándalo …-le dije, besándole dulcemente los labios.
miércoles, 18 de febrero de 2009
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