domingo, 1 de febrero de 2009

Gran Bohemian Hotel: Ada Swarty

Aquel sitio me abrumó, era mi primer evento social y realmente me dejó impresionada. Al fin y al cabo solo era una chica de pueblo, acostumbradas a las ferias de allá. Entré tímidamente y no me faltó para nada convencer al portero de la entrada, que me dejó entrar como si nada, pero su cara de cerdo me puso negra.

Todo estaba abarrotado de gente elegante, mujeres hermosas, bebidas, luces, música … Mis ojos brillaban extasiados. Un hombre se me ofreció para tomar mi abrigo y le dejé con la palabra en la boca y me lancé entre aquella agobiante masa de gente para encontrar a mi príncipe azul. Cogí una copa de champaña y me pasé, buscando de puntillas entre la cabeza de la gente aquellos ojos azules tan cautivadores.

Entonces le ví, estaba con unos hombres, de los cuales uno hablaba con un hombre que me sonaba su cara, acompañado de una muchacha muy linda y dulce, arrebatadora con aquel vestido. Luego, cada uno anduvieron por un lado y decidí esconderme entre la multitud, para darle un susto y sorpresa a la vez. Le seguí muriéndome por dentro de la risa y cuando se quedó solitario, apoyado en una columna, bebiendo y fumando, con la vista perdida entre la multitud, me escondí detrás de él y le di un toque en el hombro. Él fue a mirar detrás suya y yo me coloqué al lado contrario, jugando al escondite. Dimos unas vueltas alrededor de la columna hasta que Al cambió de dirección y se chocó conmigo.

-Pequeña traviesa …-me dijo con una sonrisa mientras me acribillaba a piquitos en la boca detrás de la columna, fuera de la mirada indiscreta de la gente.

Yo reía divertida y nos quedamos mirándonos a los ojos. Entonces, me comenzó a besar en el cuello sensualmente mientras yo guiaba su boca a través de mi piel agarrándole la cabeza, deleitándome de placer. Comenzó a morderme justo debajo de la mandíbula y entonces le agarré con violencia y me lancé con lengua descubierta hacia su boca, sin dejarle tiempo a reaccionar. Me apretó más contra él, agarrándome de los pelos con violencia, nos estampamos de la fuerza contra la columna mientras explorábamos nuestras bocas con una ansiedad espasmosa, sedientos del uno del otro.

Paramos un momento y cogimos aire mientras nos sonreíamos mutuamente.

-Sabía que estarías preciosa en ese vestido-me dijo acariciando mis mejillas.

-Seguro que me has dejado todo el pintalabios corrido … Ahora tendré que ir a asuntarme para retocármelos …-dije cruzándome de brazos, con mi pubis chocando contra su imponente virilidad.

-Tú no vas a ir a ninguna parte hasta que yo te lo diga …-dijo acercándose hacia mí, cogiéndome una pierna a la altura de su cadera. Me acarició el muslo mientras me iba subiendo la falda.

-Hay mucha gente aquí …-murmuré excitada, casi perdiendo la noción de la realidad al notar su miembro palpitante contra mi zona sensible.

-¿Acaso te importan los demás?-me dijo seductoramente, casi en un susurro, con un acento marcadamente italiano.

Sorprendida, recibí sus cálidos dedos en mi interior, subiendo y bajando, palpando justo en e sitio correcto. Me agarré a su camisa con fuerza mientras su boca se lanzaba hacia mi pecho, sintiendo su húmeda lengua en mi sofocada piel. Me auto tapé la boca para evitar llamar la atención, aunque con el ruido que había en la sala no creía que se diera alguien más cuenta que por nuestras sospechosas figuras escondidas tras la columna.

Mis piernas temblaban de placer y su no estuviera sujeta por el fuerte brazo que agarraba mi cintura, hubiera caído fulminada al suelo. Quería morirme, alcanzar el séptimo cielo, cada descanso y embestida de sus dedos me hacía temblar, mis erectos pezones deseban que me abarcara con toda su boca … Entonces, desaparecí completamente de mi cuerpo cuando el agachó, poniéndose de rodillas, sujetándome con las dos manos por las caderas, dejándome la falda completamente subida y comenzó a lamerme, primero delicadamente, después ansioso, haciendo círculos en aquella zona que también conocía y después acaparando aquella diminuta parte de mi sexualidad con su húmedos y ardientes labios, mientras yo deseaba arrancarles los cabellos, abriendo mis piernas más para permitirle más espacio, y gritar extasiada, que todos los presentes escucharan mis sollozos de gozo.

Las lágrimas caían por mi rostro mientras mi boca tomaba grandes bocanadas de aire, mi pecho subía y bajaba alocado … Hasta que me temblé totalmente, un cosquilleo agradable me recorrió el cuerpo entero y las fuerzas me fallaron completamente, cayendo al suelo de lleno, sentándome, con la espalda apoyada en la columna y la cabeza agachada, marea de tanta excitación.

Le miré medio embriagada y el se limpió con un pañuelo la boca mientras me ofrecía uno a mí.

-Me dejaste la boca toda pringosa …-soltó a modo de chiste.

-No te obligué a hacer nada …

-Ya lo sé, por eso me gusta más un trabajo bien echo-me guiñó un ojo.

Me ayudó a levantarme y me pasó el bolso y recogió las copas tiradas por el suelo. Del bolso saqué mi espejito portable y me retoqué con mucha rapidez los labios y me quité el sobrante negro de alrededor de los ojos.

-Vamos a bailar- le dije guardando mis cosas- Será divertido hacer intercambio de parejas …-y dicho esto, le agarré la mano y nos mezclamos con la masa alegre y marchosa de la pista central, a ritmo de charlestón.

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