lunes, 16 de marzo de 2009

Gran Bohemian Hotel: Ada Swarty

Me quedé apoyada en la pared, completamente atónita por el comportamiento de Al … No me esperaba eso de él … No me esperaba que fuese capaz de hacerme daño … Y que disfrutara con ello … La sangre corría, remarcando la palidez de mi piel … Creí a punto de desmayarme, pero me recobré enseguida tras volver a abrir mis ojos y tragar saliba. Apreté la palma de mi mano y me alejé de la pared.

Los dos brutos andaban enzarzados en una tremenda pelea, rodando por el suelo mientras se ponían el uno sobre el otro liándose a puñetazos alternativamente. Les miré un rato ida, sin hacer nada … Absolutamente nada. Es más, me resultaba como si no estuviesen allí mismo, liando un escándalo de narices.

Entonces, la puerta de una de las habitaciones se abrió lentamente y se asomó una mujer en bata, con cara de sueño y los cabellos rizados alborotados. Si no recordaba mal, esa era la habitación de la que vi salir a Al, hacía unos minutos … Una sesación ardiente me recorrió el cuerpo desde la punta del dedo gordo del pie hasta la boca, haciendo que chirriase con los dientes, apretándolos hasta sentir que me hundían en mis encias …

-¡¿Pero qué diablos …?!-dijo ella, mientras se agachaba, trantando de separarles horrorizada.

-Déjales que se den bien …-dije, apoyándome de nuevo contra la pared, sin dejar de apretarme la mano y agarrarme el brazo por la muñeca - No son más que un par de animales ambos … No se harán más daño del necesario …

-¿Y tú quién eres?-me dijo, mirándome con desprecio, y apoyándose sobre el marco de la puerta con una mano.

-Eso mismo me pregunto yo de ti …

-¿Estás herida?-dijo, precatándose de la sangre que se deslizaba por mi antebrazo.

-Es evidente, ¿no? … Aún no me contestaste a la pregunta que te hice …

-Perdona guapa, pero la pregunta te la hice yo primero …

-Disculpe señorita … O debería decir,¡putón vervenero!- dije con rabia y escupiendo las palabras, sospechando quien era esa furcia …

-¡¿Qué me llamaste?!-gritó furiosa, encaminándose hacia mí.

-Lo que tú y yo sabemos …¿acaso no es cierto?-me puse en jarras, a pesar de lo que me dolía la palma de la mano- ¿Qué hacías con él?

-¿Con quién?-me dijo, poniéndose de cara contra mí y desfiandome con la cejas alzadas.

-¡Con Al! Dime, de qué le conoces.

-Eso a ti no te importa …-dijo, dándose la vuelta y riendo como si yo fuese idiota- Solo pasábamos un buen rato … Qué pasa … ¿Es que acaso tu no haces lo mismo?

Nos quedamos fijamente mirándonos, cuando subieron unos guardias corriendo por las escaleras, junto con el encargado de recepción.

-¿Qué es todo este jaleo?- gritó este último, mientras los guardias tomaban a cada uno de los luchadores para separarles- Señoritas …¿Ustedes tienen algo que ver? He recibido más de 50 llamadas de aviso en mediu hora por todo el jaleo que estaban montando ustedes …-nos reprochó, mientras nos señalaba con el dedo de modo inquisidor y bastante alterado.

-¡Vale! ya paramos …-dijo Al molesto, deshaciéndose de las manos de uno de los guardias. Se acercó al responsable y le puso una brazo alrededor del hombro- Mire, disculpe todas las molestias causadas …-le metió un fajo bien gordo de billetes en un de los bolsillos del traje del hombre, un poco intimidado por su actitud- Pero no haga dramas de esto …-dio una palmaditas sonriendo- Y no llame a la policía … Si quiere, ahora mismo nos marchamos y aquí no ha pasado nada …-se alejó para acercarse a la chica y cogerla de la cintura, a lo que ella le constetó mirándola pícara y sonriendo.

-Esta bien … Pero desen prisa en desalojar, o si no … Usted se queda con sus billetes y pasan la noche en la celda de comisaría …-hizo un gesto a los guardias y se dirigieron al ascensor para bajar.

Me echó una mirada, mientras besaba la cabeza de la otra, que también me miraba, y se metieron en la habitación. Estúpidos … Provocadores. Sentí el tacto de Keith, tomándome por los hombros y me miró con gesto preocupado.

-¿Estás bien querida?

-No del todo como querría …-dije, tratando de sonreir.

-Cuando recojamos nuestras cosas, vamos a un hospital o enfermería para que te curen eso … Se te podría infectar … Pero en serio, ¿estás bien?

-Sí, tranquilo …-le acaricié con la otra mano para tranquilizarle.

-¿Te hizo algo más ese desgraciado?- Me precaté que sangraba un poco por su nariz chata y tenía el labio inferior partido. Sonreí … Aunque tenía unas ganas inmensas de llorar.

-No, no me dejaría … Tú también deberías curarte esas heridas …

-Oh … No son más que rasguños …-me dijo, sonriendo de manera dulce.

-Entonces … Vamos … No quiero volver a toparme con esos indeseables …-me agarré de su brazo.

-Ni yo tampoco …-me besó en la cabeza y nos encaminamos hacia nuestra habitación para vestirnos y volver a casa …

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