
Andaba de los más animada después del acuerdo de mi primer contrato como actriz. No me lo podía creer… ¡Grabaría mi primera película y encima de protagonista! Ni más ni menos que en Hollywood. Me puse mi abrigo y mi sombrerito tan mono que me acababa de comprar. Ya que iba a ganar más dinero, no me preocupaba el gastar un poco de mis ahorros en unos caprichitos.
Pedí un taxi esta vez para ir a la casa de Oly y le pedí al chofer que esperara un momento, para que así nos llevara después a tomarnos algo. Fue ella misma quien me abrió con la bata medio desabrochada y los bucles revueltos, con las mejillas sonrojadas.
-Vaya Oly … Parece que no te pillo en buen momento …-hice el ademán con cara de pilluela de darme media vuelta e irme, pero ella me cazó bien por el brazo.
-¡A dónde vas! ¡Ven aquí!-me abrazó con fuerza y nos metimos enseguida en la casa- Hacia tiempo que no te veía.
-No sabes … Te tengo que contar tanto …
-Lo mismo te digo …
-Pues, ¿a qué esperas? Tenemos un taxi ahí fuera esperándonos … Así que sube rápido y arreglate … Nos vamos a tomar algo al Delmonico, invito yo …
-¡Vaya!-dijo graciosa- ¿Qué te dio a ti?
-Vamos …-la di una pamadita en el culo para que se diera prisa.
No tardó más de diez minutos y bajó como siempre, espléndida. Pero me percaté de que detrás la seguía Ben, su amante. Me saludó con la mano mientras se abrochaba os botones superiores de la camisa. Agarré a Oly del brazo y marchamos al taxi.
Al llegar, nos sentamos en un rincón íntimo, que daba ligeramente a un gran ventanal hacia la calle. Pedimos unos cafés y unos bollos. Nos quitamos los abrigos, agradeciendo el calor de aquel lugar, mientras veíamos nevar allá fuera.
-Bueno, Ada … ¿qué te ha pasado estos últimos días que andas con esa cara de felicidad?
-Nada, Oly … Qué digo, algo muy grande, querida … No te lo puedes ni imaginar …
-¡Ais! Déjate ya de rodeos y cuenta, que me tienes con la incertidumbre …-me dijo, poniéndome morritos. Me dieron ganas de agarrarla por la respingona punta de la nariz.
-Pues nada … El otro día, en el estreno de mi primer solo en el Cotton’s, Yale, el jefe del local, trajo a unos productores de Hollywood para verme … Resulta que andaban buscando a un actriz que bailase y actuase para su nueva película.
-Eso es maravilloso, Ada …¿Crees que tuvo algo que ver Al?
-No sé, pero no me importa … No estaba muy contento, pues el productor no paraba de echarme el ojo encima …-arquée las cejas de manera picaresca.
-¡Ay, Ada!¡Ten cuidado con los celos de Al!
-Tranquila, no se le ocurrirá ponerle las manos encima a un pez gordo como aquel … Además, dentro de una semana partiré hacia Los Angeles, así que … No podrá vigilarme tan de cerca.
-Nunca se sabe …-dijo, suspirando.
-Ay, no te me pongas dramática … ¡Alégrate!- vino el camarero y dejó el pedido- Pedí bollitos de crema y tarta de chocolate …
-Así nos vamos a poner como focas-rió Oly.
-Ya quemaremos calorías después como tú y yo sabemos … Ahora a disfrutar, que un dulce de vez en cuando no mata …-pegamos un sorbo al caliente café, que se coló po la gargante con su suave calidez- Por cierto … ¿qué hacía Ben ahí, en tu casa?
Casi se atraganta, ya que no había terminado del todo su copa. Se limpió con su elegancia habitual los labios y respiró hondo.
-Terminé con Ernest … Definitivamente …
-¡¿Cómo?!- grité, mientras escupía trocitos de tarta de chocolate en mi sorpresa. Casi no me lo podía creer: ella, Olympia Murdoch, una joven decente y comprometida, abandonando a su prometido por su verdadero amor, un joven de a penas 18 años- Cuéntame todo desde el principio y no te dejes detalles …
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