Desde la lejanía podía contemplar como Ada se lo pasaba en grande con su amiguita y su nueva conquista. Cuando la amiguita y ella se acercaron a la barra, estuve atento, mientras me tomaba mi martini seco. Francesco andaba al lado mío bastant contento y dándome codazos cada dos por tres para avisarme de que había mozas a la vista. Yo asentía aburrido y volvía mi mirada hacia donde antes la había tenido puesta.
-¿En qué coño andas tan concentrado que ni siquiera me haces caso?-dijo, tambaleándose sobre su asiento y echando aliento puramente alcoholizado.
-Tu concéntrate en buscar a una con la que pillar … Estoy preparando una buena …-contesté desganado, cambiando la dirección de mis ojos para posarla en la otra amiguita que me interesaba más en aquel instante, pues formaba parte de mi plan.
-Venga …-me empujó, haciéndose el divertido- Ya sé qué te pasa …-alzó la copa para terminársela de una sentada- Lo que te pasa es que acabas de localizar a tu zorra y se la está pegando con otro … ¿cierto?
Apreté los puños reclamando a la nada paciencia. Francesco era mi mejor amigo en aquel momento y mi socio número uno, pero cuando tomaba algunas copas de más se volvía insoportablemente idiota. Le eché una mirada fulminante y advertí, por el rabillo del ojo que la muy zorra de Ada se iba, entre dramas, del brazo de aquel hombre que me sacaba tres cabezas como poco. Entonces, aproveché el momento para levantarme y dirigirme a su amiga, la cual daba vueltas con su palillito en la bebida completamente aburrida.
-Te diviertes mucho …¿no?-comencé, sentándome a su lado y de cara hacia ella.
Levantó a penas con ganas, mientras yo me deleitaba morboso con la punta graciosa de su respingona nariz. Cierto que el niñato no tenía mal gusto … Pero ella no era mi presa, simplemente el elemento perfecto para seguir extorsionando a ese jovenzuelo delgaducho.
-Y tú también para venir desde el otro lado de la barra y entablar conversación conmigo …-dijo, mirando a su alrededor para quitar su interés sobre mi persona.
Me acerqué sigiloso hasta el lóbulo de su oreja, ya que me daba la espalda y la di un pequeño mordisco, que me sabió delicioso al aspirar al mismo tiempo el aroma de su carisimo perfume. Dio un respingo, volteándose hacia mí, con cara de circunstancias y reaccionó poco después para propinarme una buena bofetada. Le sonreí burlón mientras me acariciaba la zona que me picaba como mil demonios.
-Vaya carácter … ¿Acaso haces lo mismo con tu bebito?-comenté para provocarla.
-¿Qué bebito?- se volteó asustada, como si la hubiesa pillado de improvisto.
-Ya sabemos ambos de quién estamos hablando …- dije inclinándome hacia delante, como si estuviera contando un secreto, para después volver a reincorporarm y beber de su copa.
-Eres un cretino …-dijo, entrecerrando el cejo y mirándome con verdadero odio- ¿Cómo demonios …?
-Tranquila, que tu amiga no es una chivata … Simplemente, que soy más de lo que crees…-me saqué la cigarrera del bolsillo interior de la chaqueta y me saqué con cigarro con la boca.
Acerqué la cigarrera a la joven, pero rechazó mi oferta poniendo gesto de asco en su dulce rostro. La sonreí divertido y me encendí el cigarro con suma tranquilidad y dedicación, para después hecharla el humo con descaro en el rostro. Echó unas tosecitas de señorita por su boquita de piñón y continuo con su mirada de rabia contenida por las formas.
-¿Qué quieres?-dijo entre la desesperación y el enfado.
-¿Yo? ¡Por Dios!¿Por quién me tomas?-dije, haciéndome la victima y llevándome la mano al pecho.
-Por un sinvergüenza sin escrúpulos … Aunque seas el amor perro de mi amiga, no significa que te tenga que tener en estima …
-¡Oh, ahora me viene con sentimentalismos baratos!-me reí bajo y alzando las cejas- Mira, si esa puta sintiera el más mínimo respeto por mí, una cualidad del amor, no me estaría poniendo cuernos de alce con el que se acaba de ir por esa maldita puerta …- pegué un puñetaza sordo contra la mesa y la sonreí- Pero yo no he venido aquí a hablar de mis aventurillas amorosos con esa furcia … ¿Por dónde íbamos? ¡Ah sí! Por el bebito …
Hizo el amago de levantarse, tomándo directamente el bolso de mano que reposaba sobre la barra, pero la agarré con fuerza de la muñeca. La contuve y me acerqué a ella más, hasta el punto de intimidarla y jugar un breve momento con ella en un tira y afloja, rozando mi nariz contra la suya y vacilando en darla un beso.
-¿Cómo crees que reaccionaría el bebito si te viera en esta situación, teniendo a un cerdo como yo encima tuya y tú parada como boba sin hacer nada por evitarlo?-no podía evitar reír. Me alejé, pero sin soltar aún su muñeca.
-Dime … no te andes con rodes y dime de qué conoces a Benedikt …-dijo, con las lágrimas a punto de salírsele de los ojos.
-¿Así le llamas también en la intimidad? ¿Tan formal? …-la lágrima vacilante terminó finalmente por caer y acerqué mi mano para quitársela, pero ella me esquivó dándome un manotazo.
-Muérete …-me dijo, entredientes. Miró mi mano opresora- Suéltame- lo hice y se levantó, buscando apresuradamente la salida.
-¡Por cierto!-le grité- ¡Dile a Ben de mi parte que hizo un gran trabajo!¡También que le llamaré pronto para otro encargo!
Se paró en seco en su camino y giró la cabeza con los labios apretados, que parecían a punto de estallar. La saludé con la mano y me volví para terminar el trago … Necesitaba reponer energías para mi próxima jugada … Y lo tenía justo en el punto de mira …
domingo, 1 de marzo de 2009
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