
La noche nunca me pareció tan joven. Allí íbamos nosotras dos, sin a penas ir vestidas para la ocasión, poniendo rumbo hacia el Cotton’s. Caminábamos riendo, agarradas del brazo, como dos chiquillas ilusionadas por cometer una locura. Pero éramos jóvenes y nos podíamos permitar tales caprichos.
Como era típico en aquella época, anocheció enseguida. Hacia un frío horrible, aunque ya dejó afortunadamente de nevar y pudimos ir a pie para no perder tiempo esperando a un taxi. En cuanto entramos, dejamos nuestro abrigos en la recepción y con nuestros bolsitos en mano nos dirigimos a la barra para pedir algo. Miré de reojo hacia el escenario, donde las perracas de mis compañeras hacían su númerito.
-Mira, Oly, míralas que bobas … Y ser reían de mí cuando entré …-pegué el primer sorbo a mi Agave Kiss, un nuevo invento de mi compañero de barra.
-Pero ya sabes del dicho; quién ríe el útlimo, ríe mejor … Cielos, este trago esta delicioso.
-Te lo dije, aquí mi amigo Carl hace unos tragos maravillosos ..-dije, dándole unas palmaditas en la espalda.
-No sabes tú ni nada …-respondió él, mientras movía otra coctelera.
-¡Eh! Yo soy cómplice de tus obras … Me ofrezco a probarlas.
-Claro- los tres reímos- Por cierto, ¿sabes de la última?
-Suéltalo- Oly se acercó más a escuchar, pues el ruido del local era ensordecedor.
- Nada, resulta que el nuevo campéon de los pesos pesados de boxeo va a venir a celebrar esta misma noche su triunfo acá …
-¿Es guapo?-dije pícara, removiendo con sutileza mi copa.
-¡Ay, Ada, no tienes remedio!-gritó escandalizada Oly, sujetándose a la barra.
-¿Y quién a dicho que solo pueda ser para mí?-la dirigí una mirada.
-¡Ah no, Ada! A mí no me metas en esas … Si quieres, yo te observo desde la barra.
-¡¿Pero qué dices?!- la tomé del brazo que le quedaba libre y la arrastré a la pista de baile- ¡Déjate llevar por la músic, querida! ¡Quiero ver como mueves esos pies al ritmo de charlestón!
Riéndonos, con nuestras copas vacilantes en nuestras manos, nos dejamos llevar por la música, chocando de un lado a otro con la animada muchedumbre. Desde hacía tiempo, no veía tan animada a Oly. Era toda una bailarina, y lo ocultaba tras esa fachada de timidez. Bailamos como parejas, no retábamos con pasos alocados de claqué, que incluso atraímos a un público animado, ignorando el espectáculo principal.
Hasta que todo el mundo comenzó a ignorarnos y las mujeres comenzaron a gritar. Nos dimos la vuelta Oly y yo hacia la entrada principal confusas y pudimos verle entrar. Aquel galán mediría entorno a los dos metros el muy animal. Pero a pesar de su cara de bruto, no dejaba de encontrarle irresistible.
-Ahí está, Oly … El boxeador del que nos hablaba Carl …-la dije, agarrándome a su brazo.
-Por Dios … Vaya armario …-murmuró- ¿de verdad te atreverías a coquetear con él? De un solo tortazo te dejaría seca …
-Yo le dejaré seco de otra cosa …-contesté, mordiéndome los labios.
Me pillozcó del brazo riéndose contenidamente y nos comenzamos a reír como escandalosas. Aunque a penas llamábamos la atención, pues el alboroto que se formó fue increíble. Tiré de Oly para acercarnos poco a poco hacia donde el boxeador tenía su sitio VIP reservado, empujando a la gente para que nos dejara paso.
Allí estaba, arrogancia y brutalidad en puro estado, mientras adolescentes sofocadas le pedía un autografo o incluso, con algo de atrevimiento, un beso. Estaba rodeado de amigos lameculos. Nos hicimos paso con la cabeza bien alta hasta que nos pusimos las dos, agarradas del brazo, en todo el medio.
Alzó la mirada a través de sus pequeños ojos claros. Aquel gesto de chulo en la cara me estaba entrando ganas de darle un guantazo y montarme encima suya, allí mismo. Le sonreí, mientras Oly tomaba un poco de su vaso con timidez.
-¿Y ustedes?-dijo, con voz grave y profunda, mientras encendía su cigarro y el humo cubría su rostro con un aire de misterio.
-Mi nombre es Ada Swarty, y ella es mi amiga, Olympia Murdoch.
-¿Una Murdoch? Vaya, es todo un placer señoritas … Por favor, tomen asiento y pidan otra copa. Lo que pidan esta noche va de mi cuenta- nos guiñó un ojo y sus amigos soltaron risitas al unisono.
No hay comentarios:
Publicar un comentario