Entramos bastante modositos al hotel, tras habernos metido mano indiscriminadamente en el taxi durante el trayecto de ida. Llegamos bien cogiditos del brazo a la recepción. Aquel día andaba especialmente tranquilo el Bohemian … Keith pidió una de las suites y nos dirigimos paso apresurado hacia el ascensor.
Su mano se colaba por entre las telas de mi falda mientras yo me reía, apretada en una esquina del ascensor y clavando mis dedos enguantados en su enorme espalda. Me besaba con besos largos, separando sus labios de los mios en cada intervalo de separación. Arrastraba sus labios por los míos, provocando una pequeña explosión en mi interior más fogoso. Me eché para atrás, apartando mi cara de la de él y esbozando una sonrisa traviesa.
-Tranquilo … No vaya a ser que acabemos aquí la noche …
-¿Acaso no te gustaría …?
-La verdad, estaría más cómoda en una cama …-me reía y él me mordió con suavidad el cuello.
-¿Quieres que pidamos algo para que nos lo suba …?
-Ahora que lo dices … Siempre he deseado hacer eso típico de las fresas …-deslicé mi dedo por su pecho, haciendo curvas- …nata …- bajé más allá de su vientre- … y chamgne …-le agarré fuerte del bulto mordiéndome los labios burlona.
Abrió los ojos sorprendido y con la boca entreabierta, como si se le hubiera entrecortado la respiración. Cuando pudo reaccionar con más normalidad, me agarró fuerte las nalgas, sonriéndome con su cara de diablillo …
Llegamos a nuestra planta y le quité las llaves, para correr por el largo pasillo y encontrar la habitación. Él también salió disparado detrás mía. Con la mirada rápida, busqué la habitación. Ahí estaba. Metí la llavé con las manos temblando, mientras notaba el cuerpo caliente de Keith detrás mía, presionándome con su miembro palpitante …
Conseguí abrir la puerta y, antes de poner un pie en la habitación, me colgé de su cuello y apreté mis labios con los suyos. Me ayudó a colocarme en su cintura agarrándome del trasero. Me llevaba abrazada a él, mientras yo movía seductoramente mi vientre, haciéndolo rozar con su intimidad. Me recostó con delicadeza sobre las sábanas blancas de seda, para después repasar las líneas de mi cuerpo con gran mano …
Se sentó al borde y cogió el auricular del teléfono. Mientras, yo me levanté y me di un paseo por la habitación, poniendo atención en cada uno de los detalles de aquel lujoso cuarto. Era tan blanca, que parecía virginal, incluyendo los querubinges que observaban desde el techo … Aquella idea me excitó, solo de pensar en las perversiones que se podían hacer en aquel cuarto.
Me quedé parada frente a una de las enormes ventanas y aparté con delicadeza las suave cortinas. Toda la ciudad de Nueva York centelleaba en medio de aquella inmesa oscuridad en la que estaba sumida. Noté el aliento de Keith recorrer mi nuca y sus brazos rodear mi cintura … Apoyé la cabeza sobre su pecho, cerrando los ojos.
-Dentro de poco subirán el pedido …-me susurró, mientras comenzaba a juguetear con lo alto de mi oreja.
-Entonces …¿empezamos por mientras?-dije, dándome la vuelta y comenzando a desabrochar su camisa.
-Espera, antes quiero mostrarte algo …-me tomó de las manos y me dirigió hacia el baño. Allí había una gran bañera, de forma hexagonal, que sobresalía pocos metros por encima del suelo.
-¿Qué es eso?-mire expectante, sin saber qué más decir exactamente.
-Es una bañera con burbujas … Un invento reciente … Lo oí hace poco en la radio y desde entonces no hhe pensado más que en probarlo …
-¿De veras?-dije, un poco desilusionada, pues pensaba que lo que más ansiaba en él en ese momento era hacerme el amor.
-Vamos, quítate la ropa y vamos a probarla juntos …-me dijo, arqueando las cejas y desabrochando los botones de mi blusa.
-Bueno, puede ser divertido …-contesté animada, volviendo a recobrar la sonrisa.
Mientras nos desnudábamos el uno al otro, podía observar con deleite el escultural cuerpo de Keith, músculo por músculo. La camisa cayó al suelo, mientras acariciaba cada surco de su cuerpo fascinada, recorriéndolo con la yema del dedo … Él sonreía, mientras me acariciaba la cintura y las caderas …
Me ayudó a meterme dentro de aquella bañera extraña y me incorporé en un rincón, metiéndome con sumo placer por la temperatura del agua, sin llegar al cabello. De repente, aquello se puso en marcha y pude notar un chorro que me dio directamente justo por encima de donde acababa la espalda … Las aguas se movieron ligeramente y enseguida, al abrir los ojos repentinamente me topé con la cara sonriente de Keith medio sumergida en el agua.
Me besó en los labios tiernamente mientras atraía mi cuerpo hacia el suyo … Podía sentir bailar entre mi sexo el suyo … Miles de burbujitas nos rodeaban … Era una sensación tan agradable el sentirse excitada al mismo tiempo sentir el cosquilleo de las burbujas chocando contra la ardiente piel …
Sus húmedos labios pasaban inadvertidos por mi piel mojada, pero el placer que me producían era, si cabía, más intenso … El mero echó de acariciar sus musculos, me daban ganas de clavarle las uñas en esa dura carne, y de hecho, así lo hacía … Mientras, él me aprisionaba contra una esquina de la bañera … Su pene rebotaba contra mi vientre …
La mano que me acariciaba los muslos, pasó por el interior de la pierna hasta localizar mi intimidad, e introduciendo lentamente un dedo dentro mía … Eché la cabeza hacia atrás sumida en el más impuro de los placeres, mientras lo movía con gran habilidad, produciendo que mi espalda se arquease más de lo que yo creía posible … Mi mano nadó entre las aguas burbujeantes para agarrar su miembro con fuerza y sacudirlo sin piedad …
Nuestros rostros se apoyaban el uno en el otro, los alientos se entre cruzaban, no solo el uno con el otro, sino también con el cálido vapor que desprendía la bañera … Nos masturbábamos con ansiedad, como si fuese lo único que se nos permitiese hacer, olvidándonos completamente del coito …
lunes, 16 de marzo de 2009
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