domingo, 17 de mayo de 2009
Lenington Hotel: Al Capone
La muy puta me puso todas las nalgas sobre la cara … Me sonreí y la agarré de las caderas, bajando hasta que tuve sus labios de ahí abajo contra los míos. La dí unos cuantos lametones y noté como sus piernas comenzaron a temblar. La agarré con más fuerza y podía ver como cada vez que mi lengua se colaba por su intimidad, subía el trasero.
-No seas tan malo …-murmuró con la voz ligeramente alterada.
-Esto no es nada …-abrí mi boca ampliamente y abarqué con ella todo lo que pude.
Ella gimió, pues no se lo esperaba. La succionaba todo aquello que entraba en mi boca, y aquello comenzó a convertirse en algo bastante húmedo … Sabía tan bien aquella zorra. Ella se movía, a veces intentando eludir mi boca y otra apretándose más en la misma. La pegé un pequeño mordisco a propósito y pegó un saltito. La agarré bien fuerte de nuevo.
-¡Pero no me muerdas!-se quejó bastante molesta. Para hacerla rabia la mordí una de las nalgas.
Asomó la cabeza por un lado y me dirigió una mirada de furia a modo de aviso. Yo le sonreí burlón y la di un chuptón sin dejar de mirarla. Me sonrió y agachó la cabeza. Me dio con sus caderas en la cabeza y entonces la di un manotazo. Ella gimió y movió sus caderas provocativa, esperando traviesa mi reacción. La lancé hacia un lado y se me quedó mirando sorprendida.
La levanté agarrándola por una muñeca y la acerqué con violencia hacia mí. La subí el vestido rápidamente y quedó desnuda de cintura para arriba, con el ligero y las medias. La apreté el trasero con fuerza y la besé con deseo, mientras ella se apretaba a mi pecho con las manos. Me arañaba por todas partes, agarrándome la piel, deseosa y fogosa. Yo deslizaba mi mano por los contornos de su cuerpo, pero con suavidad, mientras nuestras lenguas se perdían en la boca del uno y del otro.
La tiré de nuevo sobre la cama y cayó rebotando unas cuantas veces. Me situé encima suya y aspiré el perfume que desprendía detrás de sus orejas y por el cuello, acariciando su piel con la punta de mi nariz … Su piel se puso de gallina y podía notar sus pezones erectos chocar contra mi pecho. Bajé hacia abajo, dando pequeños besos, casi sin a penas rozar … Sus manos me agarraron por los cabellos, despeinando por completo mi engominado peinado.
Agarré uno de sus muslos y lo eché hacia arriba. Ella, con una flexibilidad contundente, las estiro por completo, llegando a pegársela al hombro. Apoyado sobre una mano, me introducí lentamente dentro de ella, observando satisfecho los gestos que ella hacía a medida que iba entrando, poco a poco … Pegué mi pelvis lo más que podía y comencé a moverme despacio … Me incliné sobre ella para besarla.
Ella me rechazaba, pues estaba tan excitada que eludía cada beso que la dirigía. La agarré con violencia con los dientes la línea de la mandíbula. Ella movía la cabeza de un lado hacia otro y abría la boca alternativamente dejando escapar gemidos de placer. Salí de ella y la di la vuelta.
Entreabrí sus piernas lo suficiente para que me pudiese acomodar entre sus piernas. Jugué con poco la punta de mi pene, redibujando la línea de sus glúteos y haciendo círculos pequeños en la entrada de su intimidad. Agarraba las sábanas con saña, hincando las uñas como si fuera carne humana …Y la penetré.
Se agarro, con los brazos estirados, en los barrotes de hierro de la cama mientras yo hacía mi trabajo con ella. Mis golpes eran secos y profundos. Ella soltaba gritos sordos y podía ver por su perfil que tenía los ojos bien abiertos. Me apretaba los labios, no sabía si por contenerme o por hacer tanto fuerza. No estaba disfrutando como la última vez, pero aún así me gustaba lo que la estaba haciendo.
Al terminar, dislumbré en la cima de mi orgamos el rostro de Ada en éxtasis y caí, casi inconsciente, sobre la espalda de Lola. Ella me echó hacia un lado de la cama, quedándome bocarriba con los ojos bien abiertos y respirando fuertemente, cegado por el sudor que cayó de mi frente antes. Ella me lo apartó con la mano y se apoyó sobre uno de sus brazos, tumbada de lado y sonriendo, por lo que podía ver de su silueta.
-Eres un chico malo …-me dijo, haciendo circulitos con la yema del dedo alrededor de uno de mis pezones- Tal vez vaya a pedirla perdón a esa más tarde …
-Haz lo que quieras …-dije, parpadeando rápidamente, como si acabara de despertarme de un pesadilla terrible.
-¿Te ocurre algo de nuevo? ¿Ya se te pasó el efecto?-dijo, colocándose encima mía y acercando su rostro muy cerca del mío, torciendo sus labios, con todo el pintalabios restregado alrededor de la boca.
-Nada, estoy agotado … Fui yo el que me moví todo el rato, ¿sabes?
-¡Perdona! Pero no me dejaste ni un solo segundo actuar …-dijo, alzando las manos al cielo indignada.
-Tranquila, fierecilla …-la cogí de las muñecas mientras la sonreía para tranquilizarla.
-Ahora te demostraré como bailo encima tuya …
-¡Espera, espera! Necesito recuperar un poco de aliento y fuerzas para continuar … ¿Acaso pretendes abusar de mí?
-No abusaría, porque al fin acabarías disfrutando de lo lindo, querido …-me acarició la mejilla y me dio un piquito en la boca.
-Anda …-di con la mano sobre la cama varias veces, invitándola a tumbarse a mi lado- Relájate un poco …
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Hola, te he dejado un review en tu historia Almas Solitarias en FanFiction.net firmando como Reina de las Espinas. He llegado aquí através del enlace que has dejado en tu perfil y la verdad es que aunque creía que encontraría algo parecido a la otra historia me he quedado verdaderamente impresionada.
ResponderEliminarDios mío!!! me ha encantado, al igual que la otra historia me la he leído casi del tirón (bueno en dos días porque hay infinidad de capítulos). Es un relato magnético y atrapador, me encanta la personalidad de los personajes, la fluidez y naturalidad de los diálogos logras imprimir en ellos una personalidad impresionante casi los puedo ver delante de mis ojos hablando y comportándose. Me ha gustado mucho mucho, no puedo dejar de decirlo, incluso las escenas más "calentonas" (por así decirlo, te diré que siempre me ha dado miedo utilizar ese tipo de escritura más por la reacción del lector que por otra cosa ya que no tengo ningún tipo de prejuicio)te absorven completamente
Aun así, te aconsejaría que las redujeras y te metieses más de lleno en el transfondo... quiero decir, los negocios de Al, el ambiente que encuentra cuando llega a casa (el capítulo en el que ordenó a Mae que se lavara me dejó sin palabras xD parece que todo lo que dice merece ir a misa), yo que se pequeñas cosas que ayuden a enriquecer la historia porque aunque me ha encantado todas y cada una de las situaciones en las que Ada o Al se encuentran con sus "amantes" al final resulta un poco tedioso, por así decirlo.
Y aunque se me han cansado los ojos de leer blanco sobre negro no he podido parar ni pararé mientras sigas publicando... te has ganado una lectora ;)